Comunicado

 “TODO POR NUESTROS HIJOS” REAFIRMA LA EXISTENCIA DE SITUACIONES TÍPICAS DE ALIENACIÓN PARENTAL

Sin perjuicio de la denominación que se prefiera utilizar (’síndrome’, ‘proceso’, ‘estado’, ‘fenómeno’, ‘trastorno’, ‘desorden’, etc.) es un hecho evidente, innegable, observable por todos, que existen situaciones gravemente conflictivas de separación o divorcio en medio de las cuales uno de los progenitores influye sobre el menor hijo para que rechace al otro padre. 

Muchos países como Brasil por ejemplo, castigan a aquellos progenitores sin importar su sexo, que cometen actos de alienación parental.

Hasta quienes intentan negar el ‘Síndrome de Alienación Parental’ (SAP) se ven obligados a reconocer que existen situaciones injustificadas de obstaculización u obstrucción de contacto por parte del progenitor que esté ejerciendo la tenencia del hijo con respecto del otro padre.  

Tales situaciones están comprendidos dentro del subtipo de maltrato o abuso emocional, definido este (siguiendo a Glazer, 1993) como las acciones u omisiones que, juzgadas por expertos y parámetros sociales de la comunidad, son psicológicamente dañinos.   Dichos actos son cometidos por personas que (dadas sus características: edad, status, conocimientos, modalidad organizacional, etc.) se encuentran en una posición de poder desigual que convierte al menor en vulnerable.  

La negligencia y el abuso emocional se definen como una relación cuidador-menor que se caracteriza por patrones nocivos de relación.  

Se señalan como “Categorías de negligencia y abuso emocional” entre otros: el no reconocimiento de la individualidad del niño y las fronteras psicológicas; el usar al niño para el logro de necesidades de la persona adulta.  

Es innegable que, en esas situaciones, la voluntad del menor aparece gravemente condicionada por la actitud manipuladora de quien detente la tenencia”. 

Para que se reconozca la existencia de la "Alienación Parental" NO es imprescindible que figure con ese mismo nombre como un síndrome específico. 

Recuérdese que, por ejemplo, tampoco están aún expresamente reconocidos como tales el llamado "Síndrome de la Mujer Maltratada", o el de Estocolmo y tantos otros conjuntos de síntomas que los especialistas siguen detectando, aparecen abundantemente en la literatura científica y se siguen reconociendo en la práctica clínica y forense, aunque todavía NO figuren formalmente incorporados, con esa misma denominación en el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (en inglés Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (American Psychiatric Association, APA).  

Así por ejemplo:

1) “PROBLEMA DE RELACIÓN ENTRE PADRES E HIJOS” aparece en el DSM-5 y explica que los problemas cognitivos "pueden incluir atribuciones negativas de las intenciones del otro, hostilidad o culpabilización del otro, y sentimientos injustificados de distanciamiento."   Esa es una descripción de la visión que suele verificarse en un menor con respecto a su padre alienado.

2) “MALTRATO PSICOLÓGICO” aparece también en el DSM-5 y se entiende por tal aquellos "actos verbales o simbólicos NO accidentales de los progenitores que causan o pueden causar un daño psicológico significativo a un menor." 

3) “MENORES AFECTADOS POR ANGUSTIA DE RELACIÓN PARENTAL” es otro diagnóstico en el DSM-5 utilizable cuando en un menor aparecen los efectos negativos de la discordia en la relación parental (por ejemplo, altos niveles de conflicto o menosprecio).

4) TRASTORNO FICTICIO IMPUESTO A OTRO es la terminología del DSM-5 para el que se conoce como TRASTORNO POR PODERES o MUNCHAUSEN POR PODER.   Su definición supone la "falsificación de signos o síntomas físicos o psicológicos, o la inducción de la lesión o enfermedad en otro, asociada con el engaño identificado."   En ciertos casos, esto describiría el comportamiento del progenitor alienador.

Como puede verse, en la última reunión de la Asociación Americana de Psiquiatría en San Francisco, se ha dado un gran paso adelante con la inclusión de un lenguaje que describe casos de alienación parental.

Los profesionales de la salud mental en EEUU han reconocido conceptos para el diagnóstico de los niños que experimentan alienación parental.   

“Es un avance importante para la salud psicológica de los niños y las familias", aseguró el Dr. William Bernet, MD, profesor emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad Vanderbilt, que lidera el Grupo de Estudio de la Alienación Parental conformado por 130 profesionales de treinta países que tienen experiencia en la identificación y tratamiento de la alienación parental.  

ESCUCHAR AL MENOR Y PONDERAR SU DECLARACIÓN

En sintonía con lo dispuesto por las disposiciones vigentes (tanto normas nacionales como los tratados internacionales) sostenemos que se debe escuchar al menor y tomar en consideración su voluntad, expresada en un ámbito apropiado y ponderada por profesionales idóneos que estén en condiciones de interrogar adecuadamente y de valorar las respuestas para discernir si lo expresado por el menor corresponde efectivamente a su genuino pensar y sentir o si, por el contrario, está repitiendo o recitando un discurso adulto que le fue instalado. 

Cuando el menor está entrampado en un conflicto de lealtades, se debe analizar técnica e idóneamente su expresión de voluntad para establecer con qué grado de libertad, autonomía y madurez se está manifestando.  

Si el menor está siendo inducido, presionado, manipulado, sugestionado, amenazado u obligado, su declaración NO será fiel reflejo de su auténtica voluntad.   Es necesario, además, observar si aquello que expresa un menor se compadece o no con la verdad objetiva que surge de la situación examinada en el expediente.

LAS FALSAS DENUNCIAS Y LA UTILIZACIÓN DE LOS MENORES

Nadie puede ignorar la frecuente presentación de falsas denuncias (de violencia o abuso) que logran dañar o destruir el vínculo paterno-filial y suelen permanecer impunes.  Especialistas de muy valiosa trayectoria denominan a este fenómeno recurrente “la Industria de las denuncias de abuso”, o también “el abuso de denuncias de abuso” (por ejemplo, el Dr. Eduardo José Cárdenas, Juez de Familia, revista "La Ley", 15/09/00).

Entendemos que ante la presentación de una denuncia, se debe obrar con seguridad, celeridad y severidad, tanto cuando las acusaciones se basan en hechos reales y verdaderos como cuando se trata de acusaciones falsas fabricadas.   

Vale decir: hay que obrar con certeza, celeridad y severidad contra quien abuse y también hay que obrar del mismo modo contra quienes fabrican falsas denuncias, tomando en consideración que esa conducta se ve agravada cada vez que se utiliza a un menor (instruyéndole para mentir).   

Quien usa a un menor en la fabricación de una falsa denuncia, debe ser castigado con la máxima severidad posible.

NO ES AUTÓNOMA LA VOLUNTAD DE UN MENOR ALIENADO

Tomar en cuenta únicamente las expresiones viciadas de un menor que sufre alienación parental, equivale a NO tomar en consideración la voluntad del mismo. 

En un esclarecedor estudio de la Dra. María del Carmen Díaz Sierra, Ministra del Tribunal de Apelaciones de Familia de Primer Turno, publicado en la Revista de Derecho de Familia, Nº21, titulado «Responsabilidad en el Derecho de Familia», leemos: «A diario se ve en nuestros tribunales que la negativa al trato con el progenitor no conviviente parte del mismo niño o adolescente, aunque éste no logre dar una razón válida para tal actitud. Esta negativa, según psiquiatras, psicólogos y asistentes sociales es consecuencia de lo que se denomina ‘Síndrome de alienación parental’, causado por el progenitor conviviente. Dicho síndrome produce reacciones psicofísicas en el niño y es por ello que los tribunales, teniendo en cuenta la autonomía progresiva de la voluntad de ese niño o adolescente y desconociendo este síndrome al que se le ha denominado enfermedad jurídica, suspende o cesa el régimen establecido» (pág.117).-

Finalmente, en nuestra condición de padres y familiares de niños y adolescentes que vienen sufriendo las nocivas maniobras que describimos, exhortamos a los magistrados y funcionarios del Poder Judicial, a los profesionales de la salud mental, a los docentes y a todos aquellos que tratan con menores, a estar especialmente atentos para impedir que ellos terminen dañados y convertidos en “hijos huérfanos de padres vivos”

TODO POR NUESTROS HIJOS